Esta es una página donde se dicen palabras con sabor a sal, sueños con olor a vinagre y se dibujan trazos con luz de cigarro.

martes, octubre 13, 2009

combatir desde la trinchera

Levantarse hoy en día se ha vuelto cada vez menos poético y más agreste que de costumbre.


La boca, por las mañanas tiene un dejo de miedo, de vergüenza, de cinismo, de impotencia…de complicidad. Parece que las piernas se nos movieran más lento, con la pesadez que le hemos adjudicado a los Lunes.


Verdaderamente no importa el día, el simple hecho de salir a las calles rompe calendarios, me provoca escalofríos y una mirada atónita que no me deja parpadear.


Todos los sentimientos antes mencionados son sólo por llamarlos de algún modo, me extendería demasiado si quisiera describirlos. La mañana continúa y es entonces cuando empiezan a brotar las sensaciones de desprecio hacia lo que veo.


Me contamino escuchando noticieros y leyendo diarios desde el amanecer; espero una buena noticia, pero al parecer no existe ninguna.


-Hayan a 5 ejecutados en carretera.

-Banda de niños ladrones ataca de nuevo.

-Aumenta el índice delictivo respecto al año pasado.

- Son Zetas los implicados en levantón.


Si se preguntó alguien por qué tengo ese meticuloso sinsabor, pues aquí tiene una respuesta. A veces, sólo a veces, quisiera cerrar los ojos, fingir que nada pasa y permitir que la mente se nuble. Puedo apostar que la mayoría lo desea por momentos… lo lamentable es que existe quien sí lo logra.


Aquí radica un grave problema, pues el olvido trae consigo la apatía, la indiferencia y un valemadrismo que cala los huesos.


-Pero, ¿cómo hacernos de la vista gorda frente a la realidad, cuando toda la mierda se mete entre nosotros?


-¿Cómo cerrar la boca cuando la vida se pierde en un “suspiro”?


También existe el lado opuesto… los cuestionamientos que todos los días nos hacemos :


-¿Cómo combatir tanta porquería?


-¿Cómo eliminar este sentimiento de impotencia?


-¿Cómo romper con años de corrupción y despotismo?

Estas preguntas y yo tenemos ya bastante historia.

Delincuentes bien organizados, policías y autoridades coludidas hasta la madre, ladrones de cuello blanco, armamento de grueso calibre, atropellamiento de nuestros derechos o drogas que te las llevan hasta a domicilio, son sólo unas de las tantas cosas que nos toca enfrentar a diario.


Yo también le declaro hoy una guerra sin piedad al narco, a los secuestradores, a los corruptos, a los extorsionadores… sé que sería sumamente arriesgado (y una batalla perdida desde inicio) enfrentarme en su terreno, a balazos. Pero se que en mis manos, y en las tuyas están las armas más poderosas, el combatir desde nuestra trinchera.


Esto significa que día con día podemos ganar una pequeña parte de esta gran lucha, educando y fomentando valores a nuestros hijos, amigos o quien sea que los rodee… la droga y su tráfico no tienen razón de ser si no existe quien la consuma.


Esta es la única manera que tenemos para eliminar ese enaltecimiento barato que hemos permitido hacia los narcotraficantes, esa admiración del estilo de vida de un delincuente, desaparecer por completo la confusión que tenemos entre inteligencia y mañosada, o ese entupido deseo de morir como en los corridos.


Sobre todo, debemos eliminar esa apatía y ese miedo a señalar, a hacernos oír, a decir fuerte y claro: ESTOY HASTA LA MADRE.


El camino es largo, por eso me propongo empezarlo ya.



Nota: este es sólo un fragmento de una serie de artículos… bla bla bla… espero terminarlos y editarlos para que sean publicados.